::: ESTA VA POR TI
Bueno, hoy he vuelto a escribir, y escribo por alguien y para alguien a quien quiero mucho, que esta pasando por un mal momento. Una vez tuve una amiga poetisa que dijo: escribo para saber quién soy, escribo para no olvidar. Pues bueno, hoy escribo para que sepas quién eres para mí, y para que no olvides jamás quién eres tú, si es que algo puedo aportar en esa titánica labor a veces tan difícil.
Para que puedan entender bien porqué hago esto, pues, les diré que mi amigo es de esos que encuentras de la forma menos esperada, cuando uno camina por la vida sin esperar ya nada de ella, después de uno o dos golpes muy bien dados se llevaran la poesía y las ganas de volar, de esos que te hacen comer tierra a bocanadas y te llevan a rastras a un destino incierto donde el único que no está invitado es uno mismo, mientras uno mira cómo es que se caen uno a uno los edificios que con tanto trabajo uno construyó, donde se albergó de la lluvia y el frío que la mayoría de veces son más que estados del tiempo. Pero de repente, reconoces un rostro distinto al de los cientos que pasan por la retina cada día, alguien a quien le puedes hablar en ese antiguo idioma en peligro de extinción que llevas dentro, que se formó en base a fe, a ilusión, a magia, a emoción y asombro. Pero no es sólo eso, pues nadie es idéntico a nadie, sino que también hay cosas nuevas, dignas de admiración, vamos, que encuentras a alguien que no pasa desapercibido, que es un lunar entre tanta gente aparentemente igual a otra gente. Y no, no es que no tenga defectos, sino que así con defectos y todo, es una gran persona, alguien en quien poder confiar, y que sabe qué es lo que vale mantenerse así y sencillamente dar, hasta el punto de que considera que sólo está siendo él mismo. Es en un momento así en que sientes de nuevo esas ganas de salir, de arriesgar y de dar de nuevo en la vida, de volar, porque sin pedirlo y sin preguntar, alguien tiene tanta fuerza que es capaz de detener tu caída libre y decirte las cosas claras como cuando uno pierde el rumbo, o de recordarte que los milagros existen, que aún hay esperanza en lo que hay dentro de uno, que lo imposible se puede hacer posible, también a saber defender lo que uno piensa, recordando que uno está rodeado de gente y que tiene que ser astuto sin perder sus principios (recuerdas lo de las olas).
Es extraño, las personas generalmente no se dedican a hablar así de las demás personas, ¿se han dado cuenta?, es como lo que decía el aviador de El Principito, a las personas "Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: "¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?" Pero en cambio preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?" Solamente con estos detalles creen conocerle. Si les decimos a las personas mayores: "He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado", jamás llegarán a imaginarse cómo es esa casa. Es preciso decirles: "He visto una casa que vale cien mil francos". Entonces exclaman entusiasmados: "¡Oh, qué preciosa es!"". Pero los que me conocen sabrán que a mi no me da la gana de ser uno más en este conjunto de reglas acomedidas y modosas que destilan conformismo propios de una supervivencia hipócrita por todos lados, creo en que puedo elegir mi destino (con aciertos y errores, como cualquiera) y cambiar mi entorno. Es en este punto del artículo, señores lectores, en que les pido me permitan cambiar el tenor y hablar más a ese tú al que quiero hablar hoy
Mira, hoy quiero agradecerte muchas cosas que eres, te quiero agradecer por ser buen hijo, buen trabajador, buen amigo, buen ser humano, mírate: estés en la peor o en la mejor de las situaciones, tú eres todo eso y más, mucho más. Se muchas de las cosas que has pasado, y te agradezco que me hayas contado tanto de tu historia, porque hace que te admire más, porque sé que no ha sido fácil, por las veces que lloraste solo, por las veces que quisiste compartir algo y no había con quien, por tantos porqués repartidos a lo largo de tu vida, por tantas veces que sencillamente la palabra ya no más se te vino a la mente. Pero sé que sabes bien, que son todos esos momentos los que te han llevado a ser lo que eres ahora, es ahí donde te has construido, donde te has forjado y donde se basa ese orgullo por ser quien tú eres, que es el que tienes que defender hoy, porque a pesar de lo injusto que puede parecer todo, si nos quedamos en el porqué, pues el tiempo corre y esta es una lucha, para la que nadie esta siempre bien preparado, pero es ahí donde se forja y vuelve a forjar la verdad de uno mismo. Y que está ahí, la queramos ver o no. Y ahora si sé de lo que hablo, y muy bien, lo aprendí a las patadas, pero como todo es por algo en esta vida, estoy aquí para podértelo decir.
Sólo quiero decir que agradezco que existas, que sé lo que estas pasando (tal vez no en la medida que quisiera, pero lo intuyo), pero también sé que eres fuerte, y que tengas la confianza que siempre estaré ahí. Las cosas son como son en este momento, el sol no se puede tapar con un dedo, pero ¿sabes qué? Tampoco tu realidad, tu valor, tu tesoro, tu esencia, se pueden tapar con un dedo, no lo hagas jamás. Sólo te digo una cosa que me dijiste hace unos dos meses: los milagros existen, la vida es ese sinfín siempre abierto de posibilidades donde puedes seguir encontrando vida y más vida, si quieres verla, si luchas por verla, aunque esté todo en contra.
Para que puedan entender bien porqué hago esto, pues, les diré que mi amigo es de esos que encuentras de la forma menos esperada, cuando uno camina por la vida sin esperar ya nada de ella, después de uno o dos golpes muy bien dados se llevaran la poesía y las ganas de volar, de esos que te hacen comer tierra a bocanadas y te llevan a rastras a un destino incierto donde el único que no está invitado es uno mismo, mientras uno mira cómo es que se caen uno a uno los edificios que con tanto trabajo uno construyó, donde se albergó de la lluvia y el frío que la mayoría de veces son más que estados del tiempo. Pero de repente, reconoces un rostro distinto al de los cientos que pasan por la retina cada día, alguien a quien le puedes hablar en ese antiguo idioma en peligro de extinción que llevas dentro, que se formó en base a fe, a ilusión, a magia, a emoción y asombro. Pero no es sólo eso, pues nadie es idéntico a nadie, sino que también hay cosas nuevas, dignas de admiración, vamos, que encuentras a alguien que no pasa desapercibido, que es un lunar entre tanta gente aparentemente igual a otra gente. Y no, no es que no tenga defectos, sino que así con defectos y todo, es una gran persona, alguien en quien poder confiar, y que sabe qué es lo que vale mantenerse así y sencillamente dar, hasta el punto de que considera que sólo está siendo él mismo. Es en un momento así en que sientes de nuevo esas ganas de salir, de arriesgar y de dar de nuevo en la vida, de volar, porque sin pedirlo y sin preguntar, alguien tiene tanta fuerza que es capaz de detener tu caída libre y decirte las cosas claras como cuando uno pierde el rumbo, o de recordarte que los milagros existen, que aún hay esperanza en lo que hay dentro de uno, que lo imposible se puede hacer posible, también a saber defender lo que uno piensa, recordando que uno está rodeado de gente y que tiene que ser astuto sin perder sus principios (recuerdas lo de las olas).
Es extraño, las personas generalmente no se dedican a hablar así de las demás personas, ¿se han dado cuenta?, es como lo que decía el aviador de El Principito, a las personas "Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: "¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?" Pero en cambio preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?" Solamente con estos detalles creen conocerle. Si les decimos a las personas mayores: "He visto una casa preciosa de ladrillo rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado", jamás llegarán a imaginarse cómo es esa casa. Es preciso decirles: "He visto una casa que vale cien mil francos". Entonces exclaman entusiasmados: "¡Oh, qué preciosa es!"". Pero los que me conocen sabrán que a mi no me da la gana de ser uno más en este conjunto de reglas acomedidas y modosas que destilan conformismo propios de una supervivencia hipócrita por todos lados, creo en que puedo elegir mi destino (con aciertos y errores, como cualquiera) y cambiar mi entorno. Es en este punto del artículo, señores lectores, en que les pido me permitan cambiar el tenor y hablar más a ese tú al que quiero hablar hoy
Mira, hoy quiero agradecerte muchas cosas que eres, te quiero agradecer por ser buen hijo, buen trabajador, buen amigo, buen ser humano, mírate: estés en la peor o en la mejor de las situaciones, tú eres todo eso y más, mucho más. Se muchas de las cosas que has pasado, y te agradezco que me hayas contado tanto de tu historia, porque hace que te admire más, porque sé que no ha sido fácil, por las veces que lloraste solo, por las veces que quisiste compartir algo y no había con quien, por tantos porqués repartidos a lo largo de tu vida, por tantas veces que sencillamente la palabra ya no más se te vino a la mente. Pero sé que sabes bien, que son todos esos momentos los que te han llevado a ser lo que eres ahora, es ahí donde te has construido, donde te has forjado y donde se basa ese orgullo por ser quien tú eres, que es el que tienes que defender hoy, porque a pesar de lo injusto que puede parecer todo, si nos quedamos en el porqué, pues el tiempo corre y esta es una lucha, para la que nadie esta siempre bien preparado, pero es ahí donde se forja y vuelve a forjar la verdad de uno mismo. Y que está ahí, la queramos ver o no. Y ahora si sé de lo que hablo, y muy bien, lo aprendí a las patadas, pero como todo es por algo en esta vida, estoy aquí para podértelo decir.
Sólo quiero decir que agradezco que existas, que sé lo que estas pasando (tal vez no en la medida que quisiera, pero lo intuyo), pero también sé que eres fuerte, y que tengas la confianza que siempre estaré ahí. Las cosas son como son en este momento, el sol no se puede tapar con un dedo, pero ¿sabes qué? Tampoco tu realidad, tu valor, tu tesoro, tu esencia, se pueden tapar con un dedo, no lo hagas jamás. Sólo te digo una cosa que me dijiste hace unos dos meses: los milagros existen, la vida es ese sinfín siempre abierto de posibilidades donde puedes seguir encontrando vida y más vida, si quieres verla, si luchas por verla, aunque esté todo en contra.
2 comentarios
Jessi -
Salvador -
Solo te he escrito para felicitarte, me gusto mucho tu articulo.
Se que no he escrito muy seguido, pero tu sabes que esta presente la buena gente de Peru. En especial aquella persona conquien se que puedo contar y que tiene siempre una palabra para mi. GRacias. El tiempo y nuestras ocupaciones no nos dan el tiempo que quisieramos para poder conversar como me gustaría. Algun dia, si DIOS no lo permite estaremos sentados los conversando en algun cafe ya sea de Perú ó México, que mas quisiera. Bueno cuidate, me despido deseando en algun tiempo poder hacerlo realidad. Que DIOS te bendiga.