::: EL LUAU DEL TERROR
A pesar de haber transcurrido 17 días desde el inicio del 2005 recién he sido iluminado con a inspiración y las ganas suficientes como para escribir un artículo y seguir de esta manera, con mi querido Blog.
La historia que les relataré a continuación no la saque de la tele, no es de esas películas de terror de bajo presupuesto que a veces los canales programan porque no tienen presupuesto como para adquirir algo mejor. No, es una historia real.... aunque ustedes no lo crean (aunque a estas alturas del partido y considerando como es el carácter nacional esto puede pasar como el pan nuestro de cada día).
Todo empezó cuando mis amigos del cole (para más información hacer clic en la sección: Los Tres), me avisaron acerca de la super fiesta de año nuevo, la mega fiesta, el ya no ya, la super ficha, el LUAU de Año Nuevo de Asia (para los de afuera, Asia es una playa a casi 100 kilómetros al sur de Lima). Si bien no estaba muy animado para asistir (entre otros motivos por el sentimental... que manda mucho) son mis amigos hace casi 18 años así que al final,más para bien que para mal, nuestras suertes siempre terminan y terminarán ligadas de alguna manera.
Pues bien, a pesar de mis escasas ganas de ir (créanme que cuando el corazón manda... pues manda), la fiesta prometía ser memorable, de esas que no se ven en este planeta desde las épocas de Nerón, Calígula y otros tantos devotos de Baco. El cuasi divinizado evento, que traia como loca a toda Lima, prometía contar con cuatro zonas: electrónica, general, vip y super vip. Todo un sueño para la mentalidad casi fudal en la que vivimos en donde excluirnos los unos a los otros y sentirse superiores es de lo mas in y regio. Mi zona, la super vip (saquen sus conclusiones solos) era la zona oriental, donde supuestamente ibamos a contar con decoración especial, pista de baile propia, atención por mesas, tequila, whisky y otras bebidas espirituosas de muy buena pinta.
Pues bien, ese día partimos de Lima como a las 9:45 hacia Asia, viaje de casi una hora y media que terminó con la sorpresa de que la hiper mega fiesta, la más pituca, la más pija, el non plus ultra en diversión de la noche de San Silvestre se iba a llevar a cabo en un lugar medio perdido a unos 7 kilómetros de la carretera, de los cuales, los últimos dos, estaban completamente copados de coches que pugnaba por llegar al tan ansiado estacionamiento.
Al final, en un rapto de lucidez y sentido común entre tanto pandemonium, uno de mis amigos tuvo la genial idea de buscar un atajo que nos lleve al mismísimo estacionamiento de la fiesta, usando una calle paralela a la que llevaba a la entrada principal... al fin y al cabo el estacionamiento estaba en la misma playa. Pues bien, todos celebramos y acatamos la sabia decision de nuestro inseparable compañero (que luego nos enteramos que nos había librado de los onerosos y abusivos 15 soles que costaba aparcar si es que hubiésemos accedido por la famosa callecita). Mientras, yo soñaba con poder pasar el año nuevo con mis amigos y acto seguido encontrar alguna movilidad que me desplace unos 100 kilometros al norte (a donde el corazon mandaba ir).
Al bajar del coche, vimos un toldo gigantesco, detrás del cual se dejaba entrever una auténtica muchedumbre divirtiéndose como nunca en su vida, las luces la música nos hacía pensar en que LA FIESTA iba a ser memorable para toda nuestra vida (y vaya que lo fue). Pues bien, la primera estación del via crucis añonuevero fue cuando vimos que la cola para acceder a la exclusividad de la zona "super vip" era inemnsa y que la empresa de seguridad contratada estaba integrada por unos alfeñiques (cuasi hobbits) sacados de la saga de Tolkien. Pero lo peor estaba por venir,al acceder a nuestra super mega hiper fiesta y a nuestra super exclusiva zona, nos dimos cuenta que todo estaba mas oscuro que la mismísima noche de los tiempos. Era impresionante ver el terrible espectáculo, cientos (yo diría que miles)de personas caminando como zombies en la oscuridad buscando su mesa. La luz de los teléfonos celulares en ese momento era casi tan poderosa como la de un foco de 250 watts. Era el acabose, me sentía copmo refugiado kosovar huyendo en medio de la noche en exodo humanitario hacia lo desconocido (guardando las distancias y el respeto que merecen los albano kosovares, claro está). Eso si, de zona oriental no tenía nada, a menos que se compare con una cámara de tortura china.
Pues bien, la noche del 31 de diciembre bien podía ser un cuento de Halloween si no fuese por los 2 meses de diferencia. Pero aún hay más, después de buscar la mesa en medio de la oscuridad, la encontramos;, muy cerca del mar (como nos habían prometido). Cómo explicar que nuestra mesa estaba en la más completa oscuridad, que en vez de parecer la mesa de una fiesta de año nuevo, era como si nos encontráramos en uno de los niveles del infierno narrados por Dante en su Divina Comedia (el más oscuro de todos, sin lugar a dudas), mientras tanto, la gente a nuestro alrededor seguía representando esa procesión de zombies, entre la indignación y el.... "por mis 120 soles algo debo de obtener". Pues bien, a pesar de encontrarnos en una FIESTA, pues las esperanzas de bailar con alguien se empezaban a difuminar cuando vimos cómo es que la exclusivísima "pista" de baile super vip (realmente es un acto de generosidad llamarla así)estaba nada más ni nada menos que a 50 largos e interminables metros de arena, la cual se metía incómoda e irremediablemente dentro de nuestros zapatos. Este mamarracho era realmente un insulto, puesto que no era pista, ni tabladillo, ni siquiera cartón prensado sino que era continuación de lo que hasta el momento veníamos pisando.... ¿ya adivinaron?..... pues si, más arena; la cual haría que la experiencia de bailar se pareciese a la de ser reportero en el Paris Dakkar o ala de ser comandos especiales camuflados en el desierto. Una flor entre tantas: uno de las luces de la nunca bien ponderada "pista (jajajajaja) se fundió.
Si es que han tenido la paciencia de leer este artículo hasta este párrafo, por sus mentes debe de atravesarse un pensamiento muy común en estos casos ¿puede ponerse peor aún la cosa?.... pues si la bondad humana dice que no, la experiencia y los dibujos del Coyote y el Correcaminos nos ofrecen una amplia gama de posibilidades que expresan absolutamente lo contrario. ¿Se acuedan de la promesa del alcohol y de la atención a la mesa? pues bien, como si de oferecimiento de campaña política se tratara, las bebidas espirituosas anunciadas no se encontraban ni por encima, ni por debajo ni a los costados de nuestra mesa (la No. 38). Nos dimos con la triste sorpresa de que no había ni crerveza, ni tequila, ni zhumir, ni whisky, ni el energy drink auspiciador. Quien quisiese hacer un brindis por año nuevo, sin que fuese con agua de mar, debería de integrar la legión de valientes que se apersonó a un quiosco, al lado de la (jajajaja) "zona super vip" en donde los organizadores habían dispuesto que se entregara el trago. Eso si, el vejamen venía agravado por el hecho de que en el quiosco sólo entregaban cerveza y algo de whisky (si es que se contaba con suerte). Es más, no se entregaba... se saqueaba. Mientras que dentro de esa casetita de 2 x 2 un par de pobres y desventuradas muchachas debían de hacer frente a la turba, fuera, una irreprimible marea humana metía mano dentro de la precaria edificación para sacar botellas de cerveza (nosotros nos sacamos unas 8). El pequeño quiosco sobrevivía a los embates de la masa descontrolada, la cual lo fue despojando poco a poco del techo (realmente las pobres muchachas que atendían van a necesitar un año o dos de terapia después del miedo que deben de haber sufrido).
En medio de esta agitación llegaron las 12 de la noche, hora en que la expresión "Feliz Año Nuevo" era la ironía más grande que a algún desaprensivo se le pudiese ocurrir. El colofón a esta fiesta de la criollada lo pusieron unos fuegos artificiales más telas que las "chispitas mariposa", los mas racas y cutres que haya visto en mi vida (y esto que yo soy un aficionado). Mientras tanto, mis amigos y yo nos saludabamos (puesto que a pesar de todo estábamos juntos en esto, como en tantas otras oportunidades), y bueno... mi corazón me decía que a 100 kilometros había alguien a quien abrazar y besar en ese momento, y eso agrandaba la rabia que sentía en esos momentos contra Cannibal Producciones. Pues bien, después del abrazo con mis entrañables, nos fuimos al mar a recibir tres olitas que nos mojaran las manos (con el traje de fiesta no podíamos hacer todo el ritual carioca en honor a Yemanja, pues no nos queríamos mojar y no estábamos de blanco) así que decidimos que serían 3, por la Salud, el Dinero y el Amor(que tan importante es, sobre todo saberlo cuidar... mea culpa que si lo lees sabes que es por ti).
Después de este breve momento para la "publicidad", volvamos a las escenas más fuertes de nuestra "película". La turba no había sido controlada, recuerden, de reprente vimos como es que muchas personas cargaban con las sillas de la fiesta y las colocaban en sus camionetas (furgonetas, por si algín ibérico lo lee), y lo que es peor (mejor) a falta de un muñeco que quemar en esta noche (como manda la tradición del fuego purificador en estas tierras) el endeble quiosco sucumbió (eso si, una vez vacío) a la presión popular y cayó produciendo un pequeño estruendo, al que siguió el fuego. La madera empezó a arder y con ella cientos de mesas y sillas de plástico que volaban por los aires para encontrarse con la gigantesca falla valenciana que se había armado. Pero la ferocidad y el vandalismo no terminaron allí, puesto que de repente nos hallamos en un inmenso pampón, un terreno eriazo sin delimitación, las telas de los toldos iban cayendo una a una y si no alimentaban las llamas (que para ese momento alcanzaban los 4 metros) quedaban tiradas por la arena, hechas jirones. Ahí me di cuenta de que efectuvamente mne encontraba en la zona oriental, la cual representaba nada más y nada menos que la plaza de Tiennam Men, pues según parece a los organizadores les había gustado esto del arte conceptual de protesta. En medio de la barbarie..... llegaron los bomberos, los cuales no se porqué extrañas razones no pudieron acceder a apagar la hermosísima fogata que llenaba nuestra noche de luz, calor y propensión al cáncer al aspirar el humo del plástico quemado.
Pues bien, la historia terminará como suponen, a las 2 am, nos retiramos de la super mega hiper fiesta y nos fuimos a una pizzeria a 7 kilómetros. Mientras que mi pensamiento se debatía entre San Isidro (gracias por llamarme)y el inhóspito lugat en el que me encontraba, puesto que para variar, nos perdimos para llegar a la carretera.
Y bien, esta ha sido la historia del Luau del Terror, espero que les haya entretenido, prometo postear algunas fotos y que puedan dormir tranquilos.
La historia que les relataré a continuación no la saque de la tele, no es de esas películas de terror de bajo presupuesto que a veces los canales programan porque no tienen presupuesto como para adquirir algo mejor. No, es una historia real.... aunque ustedes no lo crean (aunque a estas alturas del partido y considerando como es el carácter nacional esto puede pasar como el pan nuestro de cada día).
Todo empezó cuando mis amigos del cole (para más información hacer clic en la sección: Los Tres), me avisaron acerca de la super fiesta de año nuevo, la mega fiesta, el ya no ya, la super ficha, el LUAU de Año Nuevo de Asia (para los de afuera, Asia es una playa a casi 100 kilómetros al sur de Lima). Si bien no estaba muy animado para asistir (entre otros motivos por el sentimental... que manda mucho) son mis amigos hace casi 18 años así que al final,más para bien que para mal, nuestras suertes siempre terminan y terminarán ligadas de alguna manera.
Pues bien, a pesar de mis escasas ganas de ir (créanme que cuando el corazón manda... pues manda), la fiesta prometía ser memorable, de esas que no se ven en este planeta desde las épocas de Nerón, Calígula y otros tantos devotos de Baco. El cuasi divinizado evento, que traia como loca a toda Lima, prometía contar con cuatro zonas: electrónica, general, vip y super vip. Todo un sueño para la mentalidad casi fudal en la que vivimos en donde excluirnos los unos a los otros y sentirse superiores es de lo mas in y regio. Mi zona, la super vip (saquen sus conclusiones solos) era la zona oriental, donde supuestamente ibamos a contar con decoración especial, pista de baile propia, atención por mesas, tequila, whisky y otras bebidas espirituosas de muy buena pinta.
Pues bien, ese día partimos de Lima como a las 9:45 hacia Asia, viaje de casi una hora y media que terminó con la sorpresa de que la hiper mega fiesta, la más pituca, la más pija, el non plus ultra en diversión de la noche de San Silvestre se iba a llevar a cabo en un lugar medio perdido a unos 7 kilómetros de la carretera, de los cuales, los últimos dos, estaban completamente copados de coches que pugnaba por llegar al tan ansiado estacionamiento.
Al final, en un rapto de lucidez y sentido común entre tanto pandemonium, uno de mis amigos tuvo la genial idea de buscar un atajo que nos lleve al mismísimo estacionamiento de la fiesta, usando una calle paralela a la que llevaba a la entrada principal... al fin y al cabo el estacionamiento estaba en la misma playa. Pues bien, todos celebramos y acatamos la sabia decision de nuestro inseparable compañero (que luego nos enteramos que nos había librado de los onerosos y abusivos 15 soles que costaba aparcar si es que hubiésemos accedido por la famosa callecita). Mientras, yo soñaba con poder pasar el año nuevo con mis amigos y acto seguido encontrar alguna movilidad que me desplace unos 100 kilometros al norte (a donde el corazon mandaba ir).
Al bajar del coche, vimos un toldo gigantesco, detrás del cual se dejaba entrever una auténtica muchedumbre divirtiéndose como nunca en su vida, las luces la música nos hacía pensar en que LA FIESTA iba a ser memorable para toda nuestra vida (y vaya que lo fue). Pues bien, la primera estación del via crucis añonuevero fue cuando vimos que la cola para acceder a la exclusividad de la zona "super vip" era inemnsa y que la empresa de seguridad contratada estaba integrada por unos alfeñiques (cuasi hobbits) sacados de la saga de Tolkien. Pero lo peor estaba por venir,al acceder a nuestra super mega hiper fiesta y a nuestra super exclusiva zona, nos dimos cuenta que todo estaba mas oscuro que la mismísima noche de los tiempos. Era impresionante ver el terrible espectáculo, cientos (yo diría que miles)de personas caminando como zombies en la oscuridad buscando su mesa. La luz de los teléfonos celulares en ese momento era casi tan poderosa como la de un foco de 250 watts. Era el acabose, me sentía copmo refugiado kosovar huyendo en medio de la noche en exodo humanitario hacia lo desconocido (guardando las distancias y el respeto que merecen los albano kosovares, claro está). Eso si, de zona oriental no tenía nada, a menos que se compare con una cámara de tortura china.
Pues bien, la noche del 31 de diciembre bien podía ser un cuento de Halloween si no fuese por los 2 meses de diferencia. Pero aún hay más, después de buscar la mesa en medio de la oscuridad, la encontramos;, muy cerca del mar (como nos habían prometido). Cómo explicar que nuestra mesa estaba en la más completa oscuridad, que en vez de parecer la mesa de una fiesta de año nuevo, era como si nos encontráramos en uno de los niveles del infierno narrados por Dante en su Divina Comedia (el más oscuro de todos, sin lugar a dudas), mientras tanto, la gente a nuestro alrededor seguía representando esa procesión de zombies, entre la indignación y el.... "por mis 120 soles algo debo de obtener". Pues bien, a pesar de encontrarnos en una FIESTA, pues las esperanzas de bailar con alguien se empezaban a difuminar cuando vimos cómo es que la exclusivísima "pista" de baile super vip (realmente es un acto de generosidad llamarla así)estaba nada más ni nada menos que a 50 largos e interminables metros de arena, la cual se metía incómoda e irremediablemente dentro de nuestros zapatos. Este mamarracho era realmente un insulto, puesto que no era pista, ni tabladillo, ni siquiera cartón prensado sino que era continuación de lo que hasta el momento veníamos pisando.... ¿ya adivinaron?..... pues si, más arena; la cual haría que la experiencia de bailar se pareciese a la de ser reportero en el Paris Dakkar o ala de ser comandos especiales camuflados en el desierto. Una flor entre tantas: uno de las luces de la nunca bien ponderada "pista (jajajajaja) se fundió.
Si es que han tenido la paciencia de leer este artículo hasta este párrafo, por sus mentes debe de atravesarse un pensamiento muy común en estos casos ¿puede ponerse peor aún la cosa?.... pues si la bondad humana dice que no, la experiencia y los dibujos del Coyote y el Correcaminos nos ofrecen una amplia gama de posibilidades que expresan absolutamente lo contrario. ¿Se acuedan de la promesa del alcohol y de la atención a la mesa? pues bien, como si de oferecimiento de campaña política se tratara, las bebidas espirituosas anunciadas no se encontraban ni por encima, ni por debajo ni a los costados de nuestra mesa (la No. 38). Nos dimos con la triste sorpresa de que no había ni crerveza, ni tequila, ni zhumir, ni whisky, ni el energy drink auspiciador. Quien quisiese hacer un brindis por año nuevo, sin que fuese con agua de mar, debería de integrar la legión de valientes que se apersonó a un quiosco, al lado de la (jajajaja) "zona super vip" en donde los organizadores habían dispuesto que se entregara el trago. Eso si, el vejamen venía agravado por el hecho de que en el quiosco sólo entregaban cerveza y algo de whisky (si es que se contaba con suerte). Es más, no se entregaba... se saqueaba. Mientras que dentro de esa casetita de 2 x 2 un par de pobres y desventuradas muchachas debían de hacer frente a la turba, fuera, una irreprimible marea humana metía mano dentro de la precaria edificación para sacar botellas de cerveza (nosotros nos sacamos unas 8). El pequeño quiosco sobrevivía a los embates de la masa descontrolada, la cual lo fue despojando poco a poco del techo (realmente las pobres muchachas que atendían van a necesitar un año o dos de terapia después del miedo que deben de haber sufrido).
En medio de esta agitación llegaron las 12 de la noche, hora en que la expresión "Feliz Año Nuevo" era la ironía más grande que a algún desaprensivo se le pudiese ocurrir. El colofón a esta fiesta de la criollada lo pusieron unos fuegos artificiales más telas que las "chispitas mariposa", los mas racas y cutres que haya visto en mi vida (y esto que yo soy un aficionado). Mientras tanto, mis amigos y yo nos saludabamos (puesto que a pesar de todo estábamos juntos en esto, como en tantas otras oportunidades), y bueno... mi corazón me decía que a 100 kilometros había alguien a quien abrazar y besar en ese momento, y eso agrandaba la rabia que sentía en esos momentos contra Cannibal Producciones. Pues bien, después del abrazo con mis entrañables, nos fuimos al mar a recibir tres olitas que nos mojaran las manos (con el traje de fiesta no podíamos hacer todo el ritual carioca en honor a Yemanja, pues no nos queríamos mojar y no estábamos de blanco) así que decidimos que serían 3, por la Salud, el Dinero y el Amor(que tan importante es, sobre todo saberlo cuidar... mea culpa que si lo lees sabes que es por ti).
Después de este breve momento para la "publicidad", volvamos a las escenas más fuertes de nuestra "película". La turba no había sido controlada, recuerden, de reprente vimos como es que muchas personas cargaban con las sillas de la fiesta y las colocaban en sus camionetas (furgonetas, por si algín ibérico lo lee), y lo que es peor (mejor) a falta de un muñeco que quemar en esta noche (como manda la tradición del fuego purificador en estas tierras) el endeble quiosco sucumbió (eso si, una vez vacío) a la presión popular y cayó produciendo un pequeño estruendo, al que siguió el fuego. La madera empezó a arder y con ella cientos de mesas y sillas de plástico que volaban por los aires para encontrarse con la gigantesca falla valenciana que se había armado. Pero la ferocidad y el vandalismo no terminaron allí, puesto que de repente nos hallamos en un inmenso pampón, un terreno eriazo sin delimitación, las telas de los toldos iban cayendo una a una y si no alimentaban las llamas (que para ese momento alcanzaban los 4 metros) quedaban tiradas por la arena, hechas jirones. Ahí me di cuenta de que efectuvamente mne encontraba en la zona oriental, la cual representaba nada más y nada menos que la plaza de Tiennam Men, pues según parece a los organizadores les había gustado esto del arte conceptual de protesta. En medio de la barbarie..... llegaron los bomberos, los cuales no se porqué extrañas razones no pudieron acceder a apagar la hermosísima fogata que llenaba nuestra noche de luz, calor y propensión al cáncer al aspirar el humo del plástico quemado.
Pues bien, la historia terminará como suponen, a las 2 am, nos retiramos de la super mega hiper fiesta y nos fuimos a una pizzeria a 7 kilómetros. Mientras que mi pensamiento se debatía entre San Isidro (gracias por llamarme)y el inhóspito lugat en el que me encontraba, puesto que para variar, nos perdimos para llegar a la carretera.
Y bien, esta ha sido la historia del Luau del Terror, espero que les haya entretenido, prometo postear algunas fotos y que puedan dormir tranquilos.