::: UNIVERSALIDAD DEL PATRIMONIO GALLEGO PORTUGUES: LA SEPARACION POLITICA
Con el inicio de la reconquista, el noroeste peninsular se organiza en los primeros años en torno al reino de Asturias; y después, en torno al reino de León. Durante este período el territorio ocupado por la antigua Gallaecia no pierde el protagonismo, llegando a ser reino independiente durante algunos breves períodos, es el caso del rey Sancho Ordoñez (925-929) o de García I (1065-1071; 1072-1073). Pero el verdadero papel de estas tierras en la Edad Media surgiría durante el siglo IX en el que ocurrió un hecho sin precedentes que aseguraría el contacto del noroeste ibérico con las distintas culturas del continente, marcando así su universalidad y creando un rico espacio para el intercambio y el crecimiento: el descubrimiento (sea éste real o no) de los restos del Apóstol Santiago en el lugar conocido hoy como Compostela (capital de Galicia).
Pero la unidad de las tierras al norte y al sur del río Miño se resquebrajaría a mediados del siglo XI, iniciando un largo proceso de separación durante la conformación de los nuevos estados. En efecto, García I es depuesto por su hermano Alfonso VI y divide el territorio entre sus dos hijas: Teresa, casada con Enrique de Borgoña, a la que le corresponde el condado de Portugal; y, Urraca, en quien recaerán los derechos del Reino de Galicia. Enrique de Borgoña iniciará el proceso de secesión que dejará en el trono a su hijo Alfonso Henriques I de Portugal.
Al separarse ambos estados, los territorios del noroeste peninsular empezarían a depender administrativa e ideológicamente de centros de poder distintos: mientras que Galicia estaría sometida a los designios de la monarquía leonesa-castellana, el norte de Portugal pasaría a ser parte del área de influencia del núcleo Lisboa – Coimbra, a partir de los cuales irradiaron peculiaridades culturales generadoras de pequeñas diferencias, por ejemplo en la lengua, y, sobre todo, contribuyendo para desarrollar sentimientos de dependencia y de posesión distintos.
A partir de la latinización y el posterior proceso de formación de las lenguas romances, se desarrolló en la antigua Gallaecia un idioma común: el gallego-portugués. En esta lengua se escribieron durante la Alta Edad Media romances, coplas, cántigas, obras de profunda inspiración, basadas siempre en el patrimonio oral de la antigua Gallaecia. Las famosas Cántigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio, están escritas en éste. Es a raíz del proceso de diferenciación respecto a las respectivas “culturas de Estado” que hemos reseñado que la lengua común evolucionaría hasta la conformación del gallego y el portugués moderno: dos lenguas similares, pero diferenciadas.
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Fabio -